Introducción
Durante los últimos meses se están sucediendo unos hechos peligrosos que han dañado y puesto en cuestión la estabilidad y el proyecto que representa el PCPE y los CJC, que ponen en peligro la estructura y el desarrollo del proyecto revolucionario en el Estado Español. Desde el Comité Regional de Castilla-La Mancha se han planteado diversas cuestiones y críticas sobre diversos procedimientos que nos han parecido incorrectos, todo desde una auténtica voluntad de resolver de modo adecuado y justo las contradicciones, pero el desarrollo de los acontecimientos han hecho que éstas se transformasen paulatinamente en contradicciones antagónicas en el seno de la organización.
Problemática del PCPE y los CJC
Para remontarnos al origen de las controversias debemos retroceder hasta el IX Congreso del PCPE, en dicho congreso el PCPE adoptó una línea aparentemente “más avanzada” con respecto a las posiciones políticas anteriores, llevando a cabo una supuesta mayor “bolchevización”, en dicha línea política, se rompía con la visión de las “etapas intermedias, democráticas y antiimperialistas” y se pasaba a definir la etapa actual de la revolución como la socialista, rompiendo con el sectarismo sindical y las teorizaciones del “frente de izquierdas”, adoptando otro modelo de alianza, el Frente Obrero y Popular por el Socialismo (FOPS). También se expuso la necesidad de la “unidad comunista” y la relación con otros destacamentos comunistas en vías a los procesos
Sin embargo, la realidad en la práctica desmiente todo lo expresado en el papel. Una construcción sectaria y burocrática de las llamadas “patas del FOPS”. Un ejemplo es el trabajo en torno al nuevo proyecto de organización y núcleo de confluencia de los obreros con conciencia de clase teorizado por el Partido, el CUO. La propuesta del CUO, en esencia era positiva, pues se rompía con el fraccionamiento sindical y el corporativismo, lacras que aquejan al movimiento obrero en el Estado, se presentaba a la clase obrera por lo general como un proyecto terminado, al que, tras haber finalizado su teorización, se llamaba a las masas a integrarse en este directamente. En los documentos presentados para la asamblea de cuadros del movimiento obrero de CJC se llegó a proponer celebrar reuniones con los representantes de los Comités de Empresa de un centro de trabajo en conflicto con el fin de “brevemente” exponerles el proyecto de los CUOs. O la concepción izquierdista de su articulación cuando en el I encuentro de los CUO se propuso que estos se declarasen a sí mismos “socialistas”. Esto ha conllevado que por lo pronto y salvo honrosas excepciones los CUOs se hayan construido en la mayoría de lugares como una estructura creada de manera burocrática con los miembros del Partido y sus simpatizantes sin tener una influencia constatable en los centros de trabajo.
Así mismo la organización ha tenido una caracterización extremadamente sectaria y dogmática con respecto a diversos movimientos de masas que han surgido de manera espontánea ante los antagonismo de clase, producto de la crisis, como es el caso del movimiento 15M, el movimiento 25S o la marcha de las distintas “Mareas ciudadanas”.
Cuando se produjeron los movimientos de masas anteriormente citados, el partido en vez de hacer un análisis detallado, criticar lo incorrecto del movimiento, y señalar sus cosas justas. Llamo a toda la militancia a no intervenir en dicho movimientos de masas, renunció a dirigir a las masas, tomó un método unilateral al caracterizarlos como movimientos “interclasistas” y “pequeñoburgueses”, sin tener en cuenta que este movimiento había salido de la espontaneidad de las masas, y como tal, tiene un carácter pequeñoburgués y reformista por sí sólo, y que solo la intervención de los y las comunista podía revertir esta situación. El PCPE parecía no ver que estos tipos de movimientos sólo se podían transformar en movimientos clasistas y revolucionarios con la intervención de un Partido de vanguardia que supiese ganarse los intereses de las masas.
El partido llego asumir demenciales teóricas conspirativas, llegando a afirmar que dichos movimientos habían sido impulsados por el Estado burgués, con el fin de alejar a las masas de un estallido social que se preveía inminente, e incluso se llego a sugerir que algunos de estos movimientos representaban un intento de golpe de estado de la extrema-derecha. El Partido en vez de tener en cuenta el nivel de conciencia del cual partían las masas e intentar recoger sus consignas de carácter democrático-burgués y elevarlas hacia posiciones que reconociesen en su sentido amplio la contradicción capital-trabajo, y la necesidad de estructurar un nuevo poder popular en los barrios y centros de trabajo, destinado a la superación revolucionaria del capitalismo, negaba la intervención directa en dichos movimientos en post de una llamada “intervención desde los bordes”, limitada básicamente a repartir octavillas en las manifestaciones sin buscar una intervención directa con las masas. Algo muy característico del modelo de construcción partidaria que se pretende desarrollar.
Todas estas desviaciones en principio podrían ser normales, propia del divorcio con las masas que venían sufriendo las organizaciones comunistas y obreras después de la parcial derrota en la construcción del socialismo en el siglo XX sumada a la inexperiencia del PCPE/CJC en el trabajo de masas.
Podría darse la posibilidad de corregir dichos errores, sino fuera porque este dogmatismo ideológico y sectarismo se traducen también a las relaciones en el conjunto de la organización. Esto viene reflejado en determinadas conductas internas que se han dado en el interior de la organización y que con el transcurso de los últimos meses han ido transformando estas contradicciones en el seno de la organización en contradicciones de carácter antagónico. Un ejemplo del funcionamiento dogmático y sectario en el seno de las relaciones del Partido ha sido el sucesivo fracaso de los “procesos de unidad” con otras organizaciones marxista-leninistas. No sólo nos referimos a la crisis abierta en el seno de la organización con la declaración de nulidad de la unidad conseguida con la UJC-Madrid, y la salida de sus componentes de la estructura tras la expulsión y sanción de parte de su antigua dirección. Prácticamente todos los procesos de unidad que se han realizado dentro de la estructura del PCPE y los CJC han terminado en un rotundo fracaso. Podríamos remontarnos al proceso de unidad con el P.C.O.E. el cual se realizó de manera torticera dejando a una gran parte de la militancia del P.C.O.E fuera.Podríamos también citar la integración de los antiguos militantes del Partido Revolucionario de los Comunistas Canarios en la estructura del PCPC, proceso del cual no queda prácticamente ningún militante de esta organización que siga en este proyecto. Otro ejemplo fue la unidad con la JCA en Asturias, que pese a ser en teoría un éxito en cuanto a la unidad del discurso entre ambos destacamentos, dio como resultado el abandono de casi toda la militancia por diversos motivos. Los procesos de unidad son siempre difíciles, pero eso no legitima para hacer procesos de integración bajo el nombre de “unidad."
Todas estas cuestiones han sido presentadas generalmente por la dirección como bajas debido a “una falta de adaptación al trabajo dentro de la organización” fruto del “espíritu de círculo” por tratarse de organizaciones a su parecer cuantitativamente “pequeñas” o han sido directamente acusados los nuevos camaradas de fraccionalismo. No decimos que algunas de estas cuestiones puedan ser verdaderas, pero conforme a la información que hemos ido recogiendo y las propias declaraciones de determinados dirigentes de la organización, creemos que estos problemas derivan más de una construcción sectaria del Partido, al considerarse el PCPE como el definitivo “partido de la revolución” y como un hecho finalizado que no está sujeto a cambios, lo que supone que se conciban los “procesos de unidad” como procesos de absorción mediante los cuales no se pretende aprovechar la experiencia política y organizativa de camaradas procedentes de otras organizaciones, sino liquidar otras organizaciones que pudieran ser rivales y autorreafirmarse como único Partido Comunista en el Estado Español. Hecho a tener en cuenta son las declaraciones del responsable del área ideológica, junto al responsable de organización del PCPE al transmitirnos que no se daría ningún proceso de unidad hasta que las demás organizaciones reconocieran al PCPE como partido de la revolución”, refiriéndose al proceso que se está dando en el norte junto a Gazte Kommunisten Batasuna (GKB), que más adelante trataremos.
El PCPE trabaja constantemente por construir una careta artificial que le permita de cara al exterior el reconocimiento internacional para erigirse como “partido de la vanguardia”, básicamente gracias a las relaciones internacionales que mantiene con partidos comunistas internacionales de innegable prestigio y una larga experiencia en las luchas de masas, como el Partido Comunista de Grecia, el Partido Comunista de Venezuela, o el Partido Comunista de Turquía. A partir de este reconocimiento “internacional el PCPE ha pretendido presentarse como “el Partido de la Revolución en España”.
Esto se puede observar en la pretensión que tiene el PCPE de mostrarse como un Partido referente de cara al exterior cuando en el Mitin Comunista Internacional se realizó tanto empeño en arrastra a gente para poder llenar el salón de actos de la UGT en Madrid. Esto supone a nuestro modo de ver una concepción idealista sobre la construcción del Partido, valorando el papel de la organización en base a lo que digan las organizaciones hermanas extrajeras, y no en base al papel que desempeña entre la clase obrera y la lucha de masas, papel que a día de hoy sigue siendo residual. Pretendiendo hacer un “copia y pega” de la línea de masas de otros partidos, en especial el Partido Comunista Griego (KKE), creyéndose, que así alcanzará la fórmula mágica y correcta para llegar hasta la victoria final.
Aplicar de forma mecánica la realidad griega de la lucha de clases a la realidad española, sin realizar ningún tipo de análisis es algo totalmente idealista y acientífico. Pero es que el PCPE copia el diseño del llamado Frente Obrero y Popular sobre el papel pero luego en el terreno práctico no tiene idea de cómo desarrollarlo. El KKE antes de desarrollar el PAME (Frente Militante de los Trabajadores), tuvo que pasar años en los cuales sus cuadros estuvieron realizando trabajo dentro de los sindicatos “oficiales” y en los centros de trabajo, hasta que tras ganarse un sustancial apoyo de las masas trabajadoras pudieron verse en condiciones de romper con el reformismo y construir su proyecto. Sin embargo, y por ejemplo en el Estado Español, tenemos por parte del PCPE la construcción de los Comité de Unidad Obrera, réplica exacta, pero mala copia, del PAME en el Estado.
En las mismas concepciones se plantea el plan de intervención de los CJC en el movimiento estudiantil. En la anterior Conferencia sobre el movimiento estudiantil se acordó la participación efectiva de los CJC en asociaciones vinculadas a la red organizada “Estudiantes en Movimiento”, conviviendo en ella con elementos reformistas y postmodernos, el objetivo que se plantea era utilizar la participación en dicha estructura como vía de acumulación de masas estudiantiles que en un momento dado nos permitiese romper con el reformismo y arrastrar al mayor número de estudiantes combativos posibles hacia la construcción de un sindicato estudiantil.
No obstante esta visión estratégica da un giro de 180 grados cuando en el VIII Congreso de los CJC se adopta la posición de romper ya con la estructura de EeM y proceder a la creación de un sindicato sin todavía haber culminado el proceso de acumulación de fuerzas ni haber tejido lazos con las masas habiendo transcurrido escasos doce meses. Una política aventurera que hace imposible la toma de contacto del PCPE y los CJC con las masas y conduce a reproducir la fallida política de construir “platasectas” esta vez no con miembros de otras organizaciones, sino “chiringuitos” en donde quepan los militantes del PCPE y los CJC.
Estos problemas y desviaciones son propias del oportunismo, no necesariamente deberían ser antagónicos si se abordarán con afán de superación. Sin embargo no es el caso del PCPE, en la estructura del PCPE/CJC no se reconocen los errores y fracasos de la línea de masas de la organización, estos fracasos se suelen achacar a factores exógenos: bajo nivel de conciencia de las masas, influencia del reformismo y la aristocracia obrera en el movimiento obrero o de la pequeña burguesía y el postmodernismo en el movimiento estudiantil, no se va a la raíz del problema. Los informes de rendición de cuentas difunden una retórica triunfalista y “ultrarrevolucionaria”, que hacen pensar a la militancia que nos encontramos en la ante sala de la revolución y que el PCPE es el partido de vanguardia que va a llevar a la clase obrera a su emancipación.
Todos los anteriores factores, a saber, el dogmatismo ideológico y el sectarismo, indican que la línea aparentemente más “avanzada” asumida por el PCPE en el IX Congreso sólo ha servido para que un grupo de poder[1] o una fracción en el seno del partido con ayuda de determinados dirigentes de la juventud se afianzase en el seno de la organización y el aparato. El origen de algunos de los componentes de este grupo es diverso, pero podemos constatar que su grupo dirigente tiene su origen en una antigua fracción procedente de la UJCE (UJCE-bolchevique). Tras fracasar en su enésimo intento de “tomar” el PCE la sección asturiana de esta fracción se integró en el seno del PCPE. No obstante una vez asentado su dominio en la organización esta fracción no ha dudado en reprimir, purgar y aislar a todos los sectores que en el seno de la organización confrontan con los procedimientos turbios de este grupo.
El ejemplo de camaradas que han sido represaliados por la dirección, expulsados, aislados o quemados hasta forzarlos a “irse a casa” es demasiado extenso para tratar aquí cada caso completo. Pero el más significativo serían los sucesos que provocaron la salida de los antiguos miembros de la UJC-Madrid.
La problemática política y organizativa en Castilla-La Mancha y las raíces de la fracción en nuestro territorio
El caso es que en Castilla-La Mancha se vinieron sucediendo una serie de problemas políticos de bastante importancia. El problema surge desde que el día 11 de febrero se constituyó en Toledo el Comité Regional de Castilla-La Mancha de manera provisional. El Comité Regional se creó debido a la necesidad objetiva que existía en nuestra región de un órgano de dirección que dirigiera la lucha dentro de los márgenes que nos imponía la burguesía, en este caso de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. En un principio el funcionamiento del Comité no fue del todo estable. A partir de Agosto del 2012 después de una reunión en Toledo se abordó un plan para dar forma efectiva el funcionamiento del Comité Regional, estableciendo una serie de reuniones mensuales donde se trataría el tema de la estructuración de la organización a nivel regional y se coordinaría el trabajo de los distintos colectivos territoriales en los frentes de lucha. Al poco tiempo de tomar estas medidas y realizar una remodelación de la composición del Comité Regional se produjo la dimisión irrevocable del responsable de organización del comité regional y del político de Toledo, debido a que, según él, no disponía de conexión a internet. Después se ha estado comprobando que se ha conectado con harta frecuencia a internet y lleva distintas redes sociales de la organización en Toledo, por su parte otra militante de Toledo y miembro por aquel entonces del Comité Central y asistente a las primeras reuniones se negó en rotundo a formar parte del C. Regional alegando que se encontraba saturada de trabajo y a pesar de ser invitada constantemente a las reuniones del C. Regional, no asistió prácticamente a ninguna. Superado este revés el Comité Regional siguió adelante en su acción de dirección de la organización en la Comunidad Autónoma.
Pronto se detectaron una serie de concepciones erróneas sobre el papel del trabajo de la organización en los frentes de masas y de la construcción de la organización interna que existía en la provincia de Toledo.
En primer lugar la forma de trabajar en los frentes de masas se basaba en una intervención de forma “proselitista” en las concentraciones y manifestaciones obreras limitándose a acudir a las concentraciones con banderas y pancartas pero sin mantener un contacto directo con las masas. Muchas veces los frentes de masas en los que intervenían no eran más que “platasectas” formadas con otras organizaciones ligadas al reformismo y al nacionalismo pequeñoburgués sin vinculación con las masas. Se rechazaba la intervención dentro del movimiento estudiantil bajo una justificación sectaria de que las estructuras del movimiento estudiantil se encontraban hegemonizadas por el reformismo, negando todo trabajo en ellas y entregando amablemente la dirección de las masas al reformismo.
Se veía por parte del PCPE y los CJC de Toledo un fuerte sectarismo rechazando trabajar con organizaciones como la UJCE (incluso negándose a realizar jornadas de formación conjuntas) y al mismo tiempo un fuerte seguidismo hacia organizaciones residuales y chovinistas (acudiendo a todo tipo de actos conjuntos con dicha organización sin hacer una mínima observación a la línea del Partido y sin vinculación alguna con las masas). Una vez formuladas las críticas, en vez de valorarlas y ver cómo superar los errores, los camaradas de Toledo se cerraron en rotundo y pasaron a atacar el trabajo de masas realizado por otros camaradas de su zona, como por ejemplo calificar de “club de amigas” el CUO de Educación creado en Toledo gracias al impulso de una camarada del Partido. Sin embargo las desviaciones sobre el trabajo con las masas era sólo la punta del iceberg de la problemática existente en Toledo.
El principal problema de fondo lo vimos cuando observamos el funcionamiento interno existente en Toledo que rompía con todos los fundamentos del centralismo democrático. En la provincia de Toledo había dos Colectivos (La Sagra y Torrijos), dirigidos por un Comité Provincial. El funcionamiento interno del Colectivo de La Sagra era prácticamente inexistente, sin reuniones periódicas, decidiéndose y comunicándose por teléfono y por mensajes whatsapp, lo cual explicaba el hecho de que se sacase trabajo adelante sin planificación alguna. La camarada miembro del Comité Central por su parte boicoteaba el funcionamiento del Comité Provincial negándose a celebrar reuniones periódicas, sólo se celebraron 2 reuniones en 8 meses, calificando las pretensiones de un sector de la organización que deseaba que se celebrasen más reuniones como “aspiraciones burocráticas”.
Se veía en el seno de la organización de Toledo un funcionamiento de tipo “familiar” (muchos militantes de Toledo tenían lazos familiares), y un trato paternalista por parte del Partido con respecto a la juventud. Las reuniones eran una especie de agrupaciones asamblearias más propias de la pequeñaburguesía que de una organización comunista, (en las cuales se reunían de forma indistinta miembros del Partido y de la Juventud) y en las reuniones de la juventud se producía la constante intromisión de camaradas del Partido en especial es destacable la acción de una miembro del Comité Ejecutivo del PCPE. Por su parte esta camarada junto a otros camaradas de Toledo sometía a determinados militantes del Partido y la Juventud disconformes con estos procedimientos a un aislamiento constante, no invitándoles a las reuniones ni remitiéndoles los informes que bajaban periódicamente de los órganos centrales del PCPE y los CJC. Podemos decir a ciencia cierta que el factor principal de las contradicciones en el seno de la organización de Toledo lo juega la miembro del Comité Ejecutivo del PCPE y responsable político de la célula en Toledo, es ella la que impulsa prácticas dirigistas que rozan el culto a la personalidad, es ella la que fomenta el funcionamiento inorgánico en el seno de la organización en Toledo, la que impulsa la practicas de acoso y aislamiento hacia camaradas díscolos con su línea, es en definitiva la cabeza principal de la fracción que actúa en el seno de la organización en Toledo, en total concordancia con su sobrina la miembro del Comité Central responsable de la Comisión Central de Antiimperialismo de los CJC. Tales roles organizativos familiares y sectarios, llegaron a su máxima expresión con una serie de simpatizantes provenientes del PCE, a los cuales el responsable político de los CJC en Toledo, arropado por la familia, tildó en su presencia de reformistas y revisionistas, por no coincidir en lo que el expresaba.
Estas dinámicas no fueron denunciadas por primera vez por el Comité Regional de los CJC sino que diversos militantes de CJC Toledo denunciaron estas prácticas al Comité Ejecutivo, por su parte el enviado del Comité Ejecutivo, resolvió en falso el problema con un cambio en las responsabilidades del Comité Provincial (las remodelaciones se hicieron según la propuesta hecha por la miembro del Comité Ejecutivo del partido en Toledo presente en la reunión de la juventud).
Detrás de estas desviaciones en materia de frentes de masas y de funcionamiento interno se perfilaba un problema político e ideológico de indudable importancia. Veíamos que aparte de la visión espontánea y sectaria del trabajo en los frentes de masas, existía una forma de entender la organización como una prolongación de la vida familiar en la cual se reproducían roles ideológicos propios de la concepción burguesa de la familia. Como por ejemplo el pago de cuotas ya que al funcionar como una familia éstos aportaban o bien los que les parecía entre todos, o solo pagaba un miembro de la familia.
De ahí que existiese esa dificultad para aceptar las críticas en el seno de la organización y la tendencia a aislar al discordante. Por su parte también se veía en la organización de Toledo un rechazo absoluto por la formación manteniendo que esta “era un lujo” y que debía “ser individual según lo que leyese cada uno” y “que no era una prioridad en estos momentos que se debía atender a la lucha de masas” la cual era prácticamente inexistente. No es necesario recalcar que el iniciar la actividad práctica sin esforzarnos por conocer los principios fundamentales del marxismo-leninismo nos lleva a caer en el culto a la espontaneidad. No se trata de abandonar la actividad práctica y convertirnos en un “club de debates”, como muchas veces se nos ha acusado, pero el conocimiento de la teoría revolucionaria es imprescindible para realizar un análisis correcto de la realidad y en virtud de ese análisis diseñar una táctica y estrategia correctas. Con estas concepciones de tal calado nos parecía normal que surgieran estas desviaciones con respecto al trabajo práctico y dieran lugar a un enfrentamiento interno que pudiese terminar con la ruptura de la unidad de la organización.
Caracterizamos en su momento estas desviaciones como un residuo de la vieja política anterior al IX Congreso del PCPE, consideramos que estos problemas debían corregirse y atajarse cuanto antes. De buena fe informamos detalladamente al Comité Ejecutivo de los CJC de la situación de Toledo elaborando un amplísimo informe. Tratamos la situación con los camaradas de Toledo en dos reuniones, una en Diciembre del 2012 (en la que estuvo presente la camarada Marina Gómez del CE), y otra en enero del 2013.
En dichas reuniones el Comité Regional en colaboración con el conjunto de los camaradas de Toledo trazó un plan para la corrección de los errores que entre otras cosas implicaba: Disolución de la célula de La Sagra (puesto que era una célula comarcal con militantes dispersos entre distintos pueblos y con una actividad casi nula), y paso de sus militantes a depender directamente del Comité Provincial de Toledo, remodelación del Comité Provincial de Toledo y fijación de una periodicidad de las reuniones y la oposición mediante un informe elevado al C. Ejecutivo de que ningún camarada de la juventud en Toledo pasase al Partido hasta que nos se viese un avance efectivo de los problemas, y la convocatoria para el 25 de Febrero de una Escuela de Formación regional que tratase la construcción y organización del partido y el trabajo en los frentes de masas.
Fue grande nuestra sorpresa cuando casi todas estas medidas fueron frenadas y rechazadas por la dirección central del PCPE y los CJC. En la Asamblea de Cuadros sobre el movimiento obrero los responsables de la Comisión de Organización calificaron nuestro informe como “parcial” pero en principio nos dieron su confianza en nuestra labor para la resolución de las controversias. Pero días más tarde nos enteramos con que el responsable de organización del PCPE había mantenido una reunión en Toledo con los miembros del Partido y de la Juventud. En dicha reunión el responsable de organización del PCPE atacó el informe diciendo que este “cuestionaba el papel dirigente del Partido” y que el partido “debía ser seguido sin cuestionarse aunque se equivocase”. Achacó la redacción del informe a los “impulsos incontrolados propios de la edad”, así mismo comunicó que para “solventar los problemas” se procedería a la creación de células mixtas Partido-Juventud por las cuales un miembro del partido debía estar presente en las reuniones de la juventud y viceversa, esto suponía en la práctica la “legalización” de las conductas fraccionales e inorgánicas que se venían desarrollando en Toledo.
Señalar que esta reunión se realizó sin haber convocado e informado de ella al Comité Regional que redactó el informe y sin requerirle opinión sobre sus propuestas. Días más tarde el Comité Regional mantuvo una reunión con un miembro del Comité Ejecutivo de los CJC, el cual señaló su oposición a la disolución del colectivo de La Sagra y nos comunicó la imposición y no autorización de la Escuela de formación regional debido a la cercanía del VIII Congreso de los CJC, cuál fue nuestra sorpresa cuando pocos días más tarde nos enteramos de la celebración de una escuela similar del partido en la cual participó la juventud, por las mismas fechas.
El conflicto en Toledo lejos de relajarse fue “in crescendo” y las disputas se hicieron cada vez más agudas entre los colectivos de Torrijos y de Toledo. Se produjeron una serie de acciones que tenían como intención enfrentar al colectivo de Torrijos con el Comité Regional en base a malas artes, el intento de colar un delegado extra por parte del colectivo de Toledo en desventaja de un delegado de Torrijos con el argumento de que la camarada que iba a ir como delegada de Torrijos carecía de formación o el cambio de contraseñas del correo y los blogs. Todos estos temas fueron tratados por el Comité Regional en una reunión con el responsable de organización del PCPE quien pese a reconocer desviaciones en el funcionamiento orgánico de Toledo y reconocer el papel que jugábamos para resolverlas se reafirmó en las medidas que tomó en la reunión con los camaradas del Partido y la Juventud en Toledo.
Sin embargo y a pesar de todas las sospechas y recelos que teníamos ya sobre las actuaciones oscuras de la dirección, en base a nuestra experiencia como miembros del Comité Regional, fue en el seno del VIII Congreso de los CJC cuando observamos fehacientemente las maniobras oscuras que mantenía la dirección del PCPE y los CJC, y que las desviaciones que creíamos que eran de un carácter localizado y circunstancial y en la base, se encuentran fuertemente arraigadas en el grupo dirigente. La situación se dio al final del primer día de debate de las Tesis congresuales, cuando el entonces Secretario General de los CJC Juan Nogueira nos informa de que había sido publicado la declaración de nulidad del proceso de unidad entre la UJC-Madrid y los CJC. Aunque nos dijo que no nos acusaba de difundir el comunicado, nos comunicó su convencimiento de que determinados camaradas de la organización podrían estar implicados y que se procedería en contra de ellos. Acto seguido fuimos convocados a una reunión todos los delegados de Castilla-La Mancha con el Comité Ejecutivo del PCPE al completo, (aunque sin la presencia del Secretario General Carmelo Suárez, que según informaron “había sido casi obligado a no asistir” por el Comité Ejecutivo al Congreso para atender asuntos profesionales”).
La razón por la cual se nos convoca es que anteriormente el Comité Regional de Castilla-La Mancha había mostrado en sus informes una serie de críticas y cuestionamientos sobre el modo en que se había procedido en el proceso sancionador a los camaradas de Madrid. En la reunión se señalo la supuesta cercanía personal e ideológica que manteníamos con los camaradas que habían sido sancionados y se conmina a cerrar filas en cuanto al proceso sancionador. Nosotros por nuestra parte expresamos nuestra postura sobre el fracaso de los sucesivos procesos de unidad que se habían venido desarrollando lo cual era producto de que estos procesos más que procesos dialécticos de confluencia práctica e ideológica habían sido procesos formales que se habían saldado con meras absorciones de los distintos destacamentos en la estructura del PCPE-CJC cerrando todo tipo de debates en falso, esto y la extrema rigidez con la que se ha tratado las discrepancias ha desembocado en el fracaso de prácticamente todos los procesos de unidad, así mismo denunciamos las derivas dogmáticas y sectarias en las que estaba cayendo la organización. La respuesta que recibimos del PCPE fue clara, ellos veían el PCPE como un proyecto finalizado como el partido de la revolución en el Estado Español y que “nadie de fuera va a venir a cambiar nuestra línea”, llegando al extremo de anunciar que el Comité Ejecutivo del PCPE se opondría a materializar el proceso de unidad con GKB debido a que el representante de este destacamento en su discurso de saludo al Congreso de los CJC había dejado claro su postura de que aún no existía partido de la revolución en el estado español. El Comité Ejecutivo no nos daba otra alternativa que acatar religiosamente dichas cuestiones diciendo textualmente “Os lo explicaremos las veces que queráis pero esto no se debate”.
También nos reconocieron, en dicha reunión, que los sucesivos “procesos de unidad” que había mantenido el PCPE y los CJC habían sido en realidad procesos de absorción por el cual se procedía a la integración de los distintos destacamentos a la estructura orgánica, teniendo estos que acatar la situación imperante si ó sí. Al señalarle que la política sectaria del PCPE les llevaba a alejarse de las masas ellos respondieron con un tajante y sin venir a cuento “ya quisiera el P.T.B. (Partido del Trabajo de Bélgica) la relación con las masas que nosotros tenemos”.
También reseñar que en un momento dado de la reunión se amenazó al Comité Regional con determinadas “puertas giratorias” por las que entran y salen de la organización rápidamente “determinados camaradas que entran con demasiada fuerza. Pero fue al final de la reunión cuando se dio la situación de surrealismo más absurda fue el espectáculo lacrimógeno que dio una simpatízate y sobrina de la miembro del Comité Ejecutivo de Toledo, la cual rompió a llorar señalando “que el Partido era una familia y los dirigentes nuestros padres” y que sí hacíamos críticas “les estábamos faltando al respeto” ”que quienes éramos y con qué derecho criticamos a la dirección”. A lo que el Comité Ejecutivo asintió..
En esta reunión pudimos constatar el grado de sectarismo y el alejamiento de la realidad en el que estaba inserto la dirección del Partido y la Juventud. Señalar que esta reunión no fue la única que mantuvieron elementos de la dirección con determinados delegados que pudieran ser críticos con el tratamiento que se había dado a los camaradas de Madrid. El entonces Secretario General de los CJC mantuvo una larga y tensa conversación con una camarada de Madrid en la cual le dijo “que no interviniese durante el congreso cuando se tratase el tema de la fracción porque “la situación podía ponerse muy tensa”, señalo a su vez “que según él el problema de Castilla-La Mancha no estaba en Toledo, sino en Ciudad Real”, en clara referencia al territorio de procedencia de los responsables político y de organización del Comité Regional de Castilla-La Mancha.
Por su parte el responsable ideológico del PCPE mantuvo una reunión inorgánica con el responsable político de Castilla-La Mancha, acerca de unas citas de Mao que este camarada había colocado en una red social, el objetivo de dicha reunión fue lograr una “rectificación ideológica” de dicho camarada en lo referente a su postura sobre Mao y la revolución china, llegando a acusar a Mao de “fascista” y afirmar que en China nunca había habido una revolución socialista. Tuvimos a su vez noticias de otras “reuniones” secretas hechas con el objetivo de intimidar a los delegados díscolos, un detalle que revela el grado de “garantías democráticas” con el que se efectuó y se finalizó el VIII Congreso de los CJC.
Para finalizar en el discurso de clausura del Congreso el responsable del Área Ideológica del PCPE, realizó una disertación en la que atacaba directamente a los camaradas que habían presentado dudas o críticas con la deriva en la que estaba el PCPE, diciendo que “en nuestro Partido hay elementos oportunistas que mientras unos avanzamos sobre la loma de la colina bajo el fuego del enemigo, ellos nos dicen que esa no es la dirección correcta y nos acusan de dogmáticos…”
El oportunismo ideológico, arma principal de la fracción
Se ha realizado por el Comité Regional y los colectivos de base un debate sobre cuál es el principal arma que ha permitido a la fracción actualmente dominante en la dirección del PCPE y los CJC llegar y mantenerse en una situación de dominio. Sinceramente nosotros creemos que la principal arma que ha utilizado dicha fracción para alcanzar sus objetivos es el oportunismo ideológico. Este oportunismo ideológico le ha permitido mantener su posición de dominio en la organización mediante un sistema de pactos con distintas “familias” en el seno de la organización y un travestismo ideológico de indudable adaptabilidad a la situación. El grupo de poder se afianzó en la estructura a partir del IX Congreso encubriéndose como los portadores de una línea aparentemente más “bolchevizadora” que pretendía dotar al PCPE y a los CJC de una organicidad más revolucionaria y más coherente en relación con la lucha de masas, no obstante como acabamos de observar en Castilla-La Mancha no han dudado en apoyar a una fracción existente en Toledo que defendía una línea de actuación diametralmente opuesta al IX Congreso, llegando incluso a “legalizar” estas formas fraccionales.
Un caso más claro y complejo es el de Madrid, el “proceso de unidad” se da por parte de la dirección de CJC para incorporar nuevos elementos leninistas a la organización que pudieran servir a la supuesta dirección “bolchevique” del PCPE y los CJC a combatir a determinados sectores del Partido en Madrid que siguen opuestos a la línea del IX Congreso. En los debates en el seno del proceso de unidad con los miembros de la dirección del Partido y la Juventud los camaradas de la UJC-M expresaron de forma abierta su concepción de la “lucha de líneas” como modo para la resolución y superación de problemas en el seno de la organización. La dirección del Partido y la Juventud no realizó objeción alguna, es más, por aquel entonces en diversos documentos (como el documento sobre la fracción de Valladolid), utilizaba el término “lucha de líneas”, y a pesar de que tanto el PCPE como los CJC no habían sido nunca una organización de orientación maoísta, en su biblioteca digital tenían diversos textos de Mao Tse Tung y para el Plan de Formación Central 2012-2013 aprobaron como textos de apoyo diversos textos que mantenían la lucha de líneas como forma natural de resolución de las contradicciones en el seno de la organización[2]. Posteriormente una vez materializada la unión y cuando surgieron en el seno de la organización en Madrid los problemas que finalmente acabarían con la expulsión de los antiguos miembros de la dirección de la UJC-M se dio un giro repentino a las posiciones mantenidas hasta entonces. Dejándonos claramente impresionados la gran capacidad y el oportunismo con el que se mueve la fracción para adaptarse y mantener el control.
Se señalo a los antiguos militantes de la UJC-M como miembros de una fracción “maoísta” en el seno de los CJC y señalaron como “error ideológico y arma principal de la fracción” la concepción de la lucha de líneas que esta organización mantenía. Se materializó una amplia campaña de persecución ideológica con el objetivo de realizar un proceso de “clarificación ideológica” que tenía como fin “eliminar las desviaciones maoístas en el seno de la organización”. Los textos de Mao y Ludo Martens así como el de otros autores fueron retirados de la biblioteca sin explicación alguna por decisión unilateral de la comisión Área Ideológica del PCPE. El colmo del ridículo de esta campaña “anti-Mao” fue la creación de la página de facebook “Soy pro soviético y ya[3]”, en dicha pagina su actividad consiste en realizar todo tipo de ataque infantiles y destructivos contra la experiencia de construcción socialista en China y contra la figura de su máximo líder Mao Tse-Tung, y una veneración idealista de lo que fue la experiencia soviética especialmente centrada en los años 70 y 80. Dicha página es dirigida y distribuida con la complicidad de los principales dirigentes del grupo dominante en la organización. Exponemos esta cuestión en el texto para mostrar el grado de ridículo e infantilismo en el que puede caer esta gente supuestamente dirigentes de una “organización seria” que en aras de un dogmatismo enfermizo han llegado a constituir lo que podríamos definir la “RSA del PCPE.”
Nuevamente la fracción dentro del PCPE y los CJC parece volver a recuperar como estandarte identificativo el llamado “prosoviétismo” (corriente en el seno del MCI caracterizada por defender a ultranza la URSS revisionista delegando toda independencia ideológica y política. Adoptada y materializada por los ilustres líderes liquidacionistas Jrushchov, Brézhnev y Gorbachov). Estos nuevos planteamientos ideológicos imperantes en el PCPE chocan diametralmente con las Tesis aprobadas en el IX Congreso del PCPE donde se hace una fuerte autocrítica de lo que supuso los años de dependencia económica e ideológica por parte del PCPE hacia el PCUS. Mientras, y sin haber realizado un estudio detallado de la experiencia revolucionaria en China y sin mantener aparentemente ningún tipo de contacto con el Partido Comunista Chino, el PCPE parce poder sentar cátedra sobre la revolución china y el papel jugado por sus principales dirigentes, así como sin realizar ningún tipo de análisis detallado sobre la China actual, ya van sentando las bases para que sin un debate previo en la organización cerrar ya una posicionamiento, nos consideremos lo suficientemente puros para calificarla de “imperialista”(no es que el Comité Regional se atreva a decir que China no es imperialista, pero reclamamos previamente la exigencia de que se un debate previo) o incluso como “fascista” como se constató en la charla con el responsable del área ideológica del PCPE.
Sabemos que como en anteriores ocasiones, iniciaran un proceso de linchamiento interno contra nosotros, al igual que han hecho con el resto de camaradas que se han marchado por las mimas u otras razones, por nuestra parte, y para defendernos de la posible acusaciones de “maoístas” que se nos vine haciendo, mantenemos que nos definimos ni como maoístas, ni pro-soviéticos, ni pro-chinos, ni pro-albaneses, consideramos que debemos proceder al examen detallado de todas las experiencias de construcción socialista que ha habido a lo largo de la historia señalando los aspectos positivos y negativos de dichas experiencias para así sacar una síntesis y un balance que nos pueda ayudar ante una hipotética experiencia revolucionaria futura. No podemos ni rechazar en absoluto una experiencia, ni caer en el “hooliganismo” con respecto a otras, eso implicaría que estamos usando un método acientífico y anti dialéctico, plagado por otra parte de un fuerte idealismo y dogmatico.
Otra cuestión, que es interesante analizar, es la idealización y seguidismo que se fomenta hacia el Partido Comunista de Grecia (KKE), copiando su discurso e iconografía de forma mecánica y presentándolo de forma “idealista”. Por otro lado en el seno de la organización se fomentan todo tipo de ataques sectarios en contra de partidos hermanos de indudable relevancia internacional y trabajo de masas como es el Partido del trabajo de Bélgica (PTB) al cual se calificó de forma unilateral como “reformista” en el informe político de rendición de cuentas presentado en el VIII Congreso de los CJC.
Por su parte los camaradas de Madrid cuando han hecho pública su ruptura con la estructura del PCPE y los CJC han destapado un conjunto de prácticas inorgánicas y muy cuestionables que implicaban en principio al antiguo exSecretario General de los CJC. Estas acusaciones, apoyadas con medios de prueba, fueron desmentidas por el entonces Secretario General sin mostrar pruebas de su inocencia mientras tanto llamaba a todos los responsables políticos y de organización de los comités y colectivos de base con la directriz de que eliminasen dicha carta. Esta forma fraccional de funcionamiento de la dirección no es nueva, no obstante, como se ha podido ver en el caso de Castilla-La Mancha el grupo dominante al controlar el aparato está procediendo a dar forma legal a estos comportamientos. Se ve claramente en las Tesis aprobadas en el último Congreso de CJC donde se aprueba el modelo de “células mixtas” Partido-Juventud que habían impuesto antes previamente en Toledo con el fin de “legalizar” su actividad fraccional. También es curioso la forma de entender el control y las garantías en el seno de los CJC cuando se nombra como miembros del Comité de Garantías y Control al exSecretario General y a la miembro del Comité Central de Toledo, dos cuadros con conocidas implicaciones de actividad fraccional.
Además de los métodos oscuros anteriormente citados, los miembros de la fracción utilizan otras prácticas para asegurar su estabilidad dentro de la organización. En primer lugar hay una política de promoción de cuadros que no va en base a las cualidades políticas de cada uno, sino en función a la lealtad que muestren éstos hacia los miembros de la fracción. Se hace una apología constante al carácter “monolítico” de la organización que se basa principalmente en un seguimiento ciego a las posiciones de la dirección, (haciendo constantes apelaciones a la confianza en los órganos centrales) y un señalamiento y aislamiento de los sectores críticos con los medios que llevan en muchas ocasiones a “quemarlos” hasta que decidan abandonar la actividad política del partido o a forzarles a romper la disciplina partidaria con el fin de tener un argumento para poder acusarlos de fracción y proceder a su depuración.
En este sentido se repite de forma mecánica ante la militancia la cita del camarada Stalin “el partido se fortalece depurándose” sin atender el momento histórico, pero no hay ni rastro en la práctica ni se extienden entre la militancia las citas o de las garantías democráticas de las a las cuales se dotaba el camarada Stalin y el PCUS. Ellos buscan presentar a Stalin no como un dirigente que le tocó abordar la construcción del socialismo en un momento complicado apoyándose en el partido y en las masas trabajadoras, la fracción presentan a Stalin como una especie de “guerrero del Zodiaco” que eliminó a los enemigos del partido de manera individual cual elimina a sus enemigos con patadas giratorias. Utilizan sus frases aislándolas totalmente del contexto histórico en el cual fueron formuladas, pretendiendo usar la imagen de “tipo duro e implacable” del camarada con el fin de justificar las turbulentas actuaciones de la fracción y fomentar un grado “cuasi militar” de la disciplina, un método deleznable de utilizar al camarada Stalin, no por sus aportaciones teóricas, sino por el folclore que rodea a su figura. Este proceso de “militarización” de la disciplina se puede observar en su grado máximo en la decisión de crear un uniforme oficial de los CJC y en diversos espectáculos como el desfile de los CJC en el Mitin Comunista Internacional.
En definitiva, en el PCPE y los CJC la unidad no se da en torno a la línea política y el programa del partido, sino en torno al “folclore rojo”, al monolitismo burgués, en torno a la lucha contra los “enemigos internos del Partido” y en torno a la repetición de consignas. Para ello se fomenta un total desprecio de la formación en los militantes de base, a estos militantes de base se les relega a una formación formal y mecánica, los únicos que reciben una formación más avanzada son los cuadros dirigentes afines al grupo dominante. Es curioso ver los sucesivos criterios de selección para las escuelas de cuadros del Partido y la Juventud, la selección de los camaradas que deben asistir a ellas corresponde siempre al Comité Ejecutivo del Partido o/y la Juventud.
Podemos señalar que el actual grupo dominante en el seno de la estructura del PCPE y los CJC utiliza diversos instrumentos para mantener su hegemonía en el seno de la organización: “folklore”, “monolitismo”, “prosoviétismo”, promoción de cuadros en función de su lealtad personal hacia los miembros de la fracción, rechazo y aislamiento de todos los elementos críticos en el seno de la estructura.
Esto, después de realizar un análisis detallado, creemos que corresponde a que este grupo tiene una concepción de la organización no como un instrumento o herramienta puesta al servicio de la clase obrera para dirigir la revolución, sino como un proyecto puramente personal y de “autorrealización”.
A los miembros de dicho grupo les gusta verse reflejados como “prestigiosos dirigentes revolucionarios” que llevarán a cabo en un futuro la revolución en el Estado Español. El Partido es su proyecto personal y por eso buscan poner en puestos dirigentes a sus familiares y amistades cercanas con el fin de seguir al frente del proyecto teniendo “gente de confianza” al lado. Esta metodología hace que se reproduzcan en el seno de la organización los mismos roles ideológicos que se mantienen en el seno de la familia burguesa: desconfianza hacia los “que vienen de fuera”, rechazo unilateral hacia todo tipo de crítica tomándola como algo personal y no como una cuestión política. Este tipo de comportamiento es común en organizaciones residuales y de carácter marginal por lo que es evidente que ante un cierto crecimiento cuantitativo de estas estructuras deban refinar sus medios para seguir en la estructura como grupo dominante. Este tipo de estructuras fomentan en el seno de la militancia un idealismo y una desconexión con la realidad bastante importante y grave. El autodefinirse como “Partido de la Revolución en el Estado”, la presentación de informes de rendición de cuentas triunfalistas, la ausencia de toda autocrítica por parte de la dirección, etc.… Todo esto muestra el grado de idealismo que tiene esta gente. Para mantener esta realidad paralela éstos buscan huir de la realidad material sobre la cual debería mostrarse lo acertado de su línea, esta es la razón por la cual demonizan y estigmatizan unilateralmente todo movimiento espontáneo de masas que se produce, pues estos camaradas lo que buscan de modo inevitable es huir de la realidad.
Estos factores, a nuestro entender, hacen que la fracción instaurada en la dirección del PCPE traspase la delgada línea roja que separa lo que es un destacamento comunista que aspira a liderar la lucha de las masas por la revolución socialista del de una secta. Lamentablemente las sectas no son capaces de llevar a cabo ninguna revolución y ante este análisis los miembros del Comité Regional presentamos este informe explicativo de la situación existente en el seno del PCPE y los CJC con nuestro análisis trabajado y debatido por parte de la militancia y con el objetivo de que en dicha reunión se tomará una decisión determinante en torno a nuestro futuro en esta organización, en un Plenario extraordinario de Castilla La Mancha.
Reunida la militancia en dicho plenario extraordinario el sábado 27 de abril, con la presencia de los colectivos de Castilla-La Mancha y al ser expuesto el siguiente análisis y debatidas todas las opciones se terminó con un acuerdo por el cual decidimos llevar a cabo la ruptura para continuar con el proyecto al margen del PCPE-CJC.
No queremos dar una imagen en esta carta de que rompemos por ser unos “iluminados” con la verdad “absoluta”, nosotros no negamos que en este conflicto que se ha mantenido hayamos cometido errores, pero con todo ello, no vemos que a día de hoy el PCPE sea una estructura desde la cual sea posible atajar la ardua tarea de la construcción del partido de la revolución en el estado español. Vemos con simpatía e interés la propuesta de los camaradas de Madrid sobre la creación de una Mesa de Unidad entre los distintos destacamentos comunistas del Estado, una unidad que se de en torno a la unidad practica e ideológica y no mediante absorciones e imposiciones.
Por último referir nuestra voluntad de seguir adelante y construir un destacamento comunista regional que sirva potencialmente a la labor de construir el Partido de la Revolución en el conjunto del Estado. Nos despedimos de todos los camaradas honestos que se encuentran en la estructura del PCPE y los CJC, que son muchos y reafirmamos nuestra voluntad de volver a establecer relaciones con dicha organización en la medida que comprobemos cierta rectificación de sus errores.
¡POR EL SOCIALISMO!
¡VIVA LA UNIDAD COMUNISTA!
[1] Grupo de poder fraccional transversal en el seno del Partido y la Juventud representado principalmente por Raúl Martínez Turrero (responsable área ideológica del PCPE), Astor García (responsable de relaciones internacionales) y Juan Nogueira (exSecretario General de los CJC)
[2] “El Partido de la Revolución” Ludo Martens
[3] https://www.facebook.com/pages/Soy-prosovi%C3%A9tico-y-ya/293222894140990?fref=ts